sábado, 28 de septiembre de 2019

LA DONCELLA DE LAS NUBES


—¿Quién es esa “doncella de las nubes”, Ilohon Pi?—preguntó Skaap. —No. Es "osingolio, enchipai”
La pude sentir, hace muchos años. Era un cachorro y viajaba libre con mi madre. Sentí su fragancia. La oí con claridad. «Un día volveré para liberaros en el espesor de una gran nube»; —se refería a nosotros los animales—, pero no regresó.  —¿Dices que “la doncella” regresará para liberar a los animales cantando una música alegre? —inquirió extrañado Rómulo. —Sí. Ella un día nos traerá el bienestar.

En la novela "La rebelión silenciosa (los cinco saberes del rinoceronte)" aparece la alegoría de la "Doncella de las nubes" ¿Cuál es su naturaleza? Se asocia a la alegría, el canto, la felicidad o esperanza. Como si la dicha fuera un correo certificado del destino que el día menos pensado llamará a la puerta. Un libro me marcó en su día. "La felicidad desesperadamente" de André Comte-Sponville, creo que fue en ed. Paidós. La felicidad no puede ser una ilusión, una absurda espera, un paradigma de ilusiones, expectativas y pensamientos mágicos. No somos felices porque nos va mal, somos infelices porque  nos va bien. Pero somos infelices porque esperamos desesperadamente que cambie la realidad. Es verdad, cambiará, si aceptamos la vida como nos viene, si sabemos lo que es preciso rellenar. El vacío que ruge dentro. Una tía mía, después de un almuerzo familiar expresó en voz alta un pleonasmo: "Comiendo, comiendo, se me pasó el apetito". Nos acercamos a la vida sin saber si precisamos, sed, soledad, compañía, sueño o hambre. Osingolio enchipai. Esperamos a la "Doncella de las nubes".